Suerte y Superstición


El libro “Suerte y Superstición” de Roger de Lafforest, también conocido como Las Leyes de La Suerte [El título original en francés es L’art et la science de la chance] afirma que la suerte —buena o mala— existe, y que es posible manipularla por medio de ciertos rituales tradicionales: el uso de la sal, pequeños sacrificios al fuego, medallas de santos, etc.

Lafforest rechaza la concepción despectiva que se tiene de la superstición. Él define la superstición como:

…un sentimiento parareligioso que impulsa a crearse obligaciones, a observar ciertas reglas, a realizar ciertos gestos o pronunciar ciertas palabras, a temer ciertas cosas o, por el contrario, a poner su confianza en otras, con vistas a expulsar la desgracia o atraerse la suerte.

La dificultad comienza cuando se intenta determinar entre las innumerables prácticas supersticiosas al uso, las que son inútiles, vanas, ridículas, merecedoras del desprecio, y las que son eficaces, realmente causantes de efectos, y a las que es útil o prudente observar.

El autor considera que no se debe caer en el exceso de adoptar cualquier práctica supersticiosa que llegue a nuestro conocimiento. Cada persona debe decidir, en base a su propia experiencia e intuición, que prácticas supersticiosas debe de adoptar. Ser supersticioso no implica que obedezcamos ciegamente el consejo de no pasar debajo de una escalera, de no emprender nada el viernes, de no encender tres cigarrillos con la llama de una misma cerilla, etc.

Lafforest defiende la tesis de que cada persona nace con cierto nivel de suerte. Se puede pensar en la suerte como un depósito o carga de energía que se va desgastando a lo largo de la vida de cada persona, algunas personas nacen con mucha suerte, otras con poca; pero en cada caso es posible manipular hasta cierto punto la forma en que nos afecta la suerte por medio de prácticas supersticiosas.

El horóscopo personalizado es un arma importante de la que debemos echar mano. Desde que un niño nace, los padres deberían de consultar a un astrólogo capacitado para guiarlo desde pequeño. Los horóscopos que vemos en las publicaciones populares son insuficientes, es necesario que el horóscopo sea exacto, tomando en cuenta la fecha, hora y lugar de nacimiento.

No debemos abusar de los medios para tener más suerte, por que si obtenemos favores más allá del límite de nuestro depósito de suerte, entrará automáticamente en acción la Ley de la Compensación, y nos vendrán desgracias que anularán nuestra excesiva dicha.

Sin embargo, es posible que las personas que han sido bendecidas con la suerte transfieren algo de su suerte a los que tienen poca, sin que se active la Ley de la Compensación, ya que lo importante es que se mantenga el equilibrio de la suerte en el Universo, y el que una persona obtenga más suerte puede compensarse si alguien la pierde en esa misma medida.

Lafforest hace aquí una analogía con la doctrina católica de la gracia: así como los más pecadores pueden aprovechar para sí los méritos de los santos, así los que tienen poca suerte pueden aprovechar la de los que tienen más.

Hay mujeres con ese especial don de atraer suerte. Cuando encontremos a una mujer así debemos intentar hacer el amor con ella, rozarnos lo más posible con ella, respirar su mismo aire. Hay mujeres que se dedican al oficio de dar suerte a los hombres de negocios, a las que los árabes llaman mabrukas.

Es posible recibir transferencias de buena suerte por medio de objetos personales “cargados”, por medio de fotografías, y utilizando nuestra sangre.

Lafforest preveía que en el futuro habrían “bancos de suerte” así como en el presente hay “bancos de sangre”. Que debería de haber una ciencia que se dedique al estudio de la suerte. Esta logrará la mayor felicidad humana posible. La consigna socialista de “a cada uno según su necesidad” será sustituida por una más realista de: “a cada uno según su suerte”.

Supersticiones Recomendadas

  • Hacer uso de horóscopos personalizados.
  • Comenzar empresas en luna creciente, para obtener mayor éxito.
  • Aprender a descifrar presagios. Para descifrar los misterios de los espías del porvenir hay que comer azúcar, o ponerse debajo de la lengua, antes de dormirse, una hoja de laurel.
  • Colocar debajo de la cama, durante siete noches, un plato de porcelana con sal no refinada. Para favorecer una empresa sentimental se coloca el plato a la altura del corazón, para otro tipo de empresas, la sal debería de colocarse a la altura de la cabeza, después de los 7 días hay que pasar la sal por fuego purificador, o lanzarla a una corriente de agua.
  • Ofrecer pequeños sacrificios al fuego: Dar a devorar al fuego la primera hoja de tu agenda, un mechón de cabello de un niño, saca un hilo de tu traje nuevo y échalo en el brasero, etc.
  • Cambiar la posición de los muebles de la casa.
  • Utilizar medallas bendecidas de santos. Se recomiendan las de San Benito, San Cristóbal y San Expedito.
  • Para tratar con objetos maléficos: pasarlos por humo de pelo de cabra, regalarlos, venderlos o tirarlos a corrientes de agua.
  • A la hora de buscar una casa para vivir hay que evitar las hechas de cemento, hormigón y elementos prefabricados. Si esto no es posible hay que colocar objetos cargados con buena energía. Antes de instalarse en la casa hay que traer a un sacerdote para que la bendiga, colgar en la pared una imagen del Sagrado Corazón, y colocar ramas bendecidas encima de los armarios.
  • Tener cuidado de no obsequiar fotografías nuestras a cualquier persona, ya que pueden utilizarlas para perjudicarnos. Y ahora en la era de Internet, habría que agregar que hay que restringir el acceso a fotos nuestras en la red.
  • Las leyes de la suerte operan con mayor fuerza en las alturas de la fama. Las personas famosas deben practicar la superstición, por que están más expuestas a personas que quieran dañarlas. Deben protegerse con una coraza de orgullo.
  • Si encontramos a una mujer que tenga el don de transmitir buena suerte hay que procurar hacer el amor con ella; si esto no es posible hay que intentar rozarla, tocarla, respirar su mismo aire; o conseguir un mechón de pelo, un pedazo de uña, ropa, u objetos personales suyos.
  • Si encontramos en la calle a una persona que tenga mal de ojo hay que “hacer los cuernos” con el meñique y el dedo índice de la mano izquierda, o santiguarnos discretamente.
  • Si el que sufre de mal de ojo es un familiar o alguien de nuestro círculo cercano hay que colocar debajo de su cama, en los cuatro puntos cardinales, saquitos de papel negro llenos de sal marina no refinada. Éstos se colocan en luna creciente y se renuevan cada luna nueva. Es importante quemar la sal después de utilizarla, o arrojarla a una corriente de agua.
  • Si encontramos entre nuestras amistades a un donante de la suerte, hay que entregarle nuestra fotografía o un algodón mojado en nuestra sangre para que “trabaje” sobre nosotros.

Para comprar el libro

Se puede comprar el libro en Amazon con el título Las Leyes de La Suerte