Visualizando al Niño Jesús

… el uso sistemático de la visualización tiene una historia bastante larga en el Cristianismo. Ya en el siglo trece, un popular libro cuya autoría se le atribuía a San Buenaventura, pero en realidad escrito por un monje desconocido, exhortaba a la visualización como forma de aprender a orar y a leer la Biblia. El autor de la obra Meditaciones sobre la vida de Cristo exhorta a sus hermanos a leer secciones de la Biblia, especialmente los evangelios, y luego adentrarse en la escena por medio de imaginaciones. Por ejemplo, él instaba a sus lectores a convertirse en uno de los pastores que visitaron a Jesús:

Bese los hermosos piecitos del niño Jesús que yace en el pesebre y ruéguele a Su madre que le deje cargarlo un momento. Levántelo y sosténgalo en brazos. Mire su rostro con devoción, bésele con reverencia y deléitese en El. Usted puede hacer esto libremente porque El vino a los pecadores para salvarlos, y por su salvación habló humildemente con ellos e incluso se dio como alimento para ellos.

Esta forma de meditación en la Biblia llegó a ser una forma muy común de meditación para los católicos. Los que la practican, y muchos lo hacen, siempre lo han hallado espiritualmente refrescante. Produce el buen fruto de un amor más profundo hacia Jesús y una mejor capacidad para recordar los eventos de los evangelios.

William DeArteaga
«Apagando el Espíritu»
Carisma, Editorial Desafío.