Oración al Judío Errante

El judío errante

¡Oh, Judío Errante de los amantes! Según tú entraste en el templo de Jerusalén y apagaste la lámpara del Santísimo Altar, así yo quiero que te metas en el corazón de….. y no me lo dejes comer ni dormir ni estar tranquilo, hasta que no venga donde mí de todo corazón en cuerpo y alma.

Judío Errante, no me lo dejes ni en silla sentado, ni en cama acostado, ni en sitio parado, que por donde quiera que vaya oiga mi voz y vea mi sombra, y que según de campanazos den las campanas de la Iglesia, sean debatidos en el corazón de…….

Judío Errante, no me lo dejes vivir con nadie, que sea yo quien me lo presente en el sueño y me le ablande el corazón solamente para mí y para más ninguna mujer.

Tres Padres Nuestros, tres Ave Marías.

Use el escapulario del Ángel Guardián para que lo proteja contra todo lo malo.


La leyenda del Judío Errante

El judío errante es también llamado Aasvero, Asvero, Ahasverus, Ahsuerus o Ashver.

Dice la leyenda que Ahsverus fue contemporáneo de Jesús y trabajaba en una curtiembre o taller de zapatero en Jerusalén, en una de las calles por donde pasaban los condenados a muerte por crucifixión, cargando sus cruces. En el Viernes de la Pasión, Jesucristo, pasando por ese mismo camino, cargando su cruz, habría sido molestado con burlas o agredido verbal o físicamente, por el curtidor Ahsverus. Jesús, entonces, lo habría maldecido, condenándolo a vagar por el mundo, sin nunca morir, hasta su vuelta, al final de los tiempos.

Versiones

Las versiones del incidente son variadas. Una de ellas dice que Jesucristo habría caído, bajo el peso de la cruz, frente a la tienda donde trabajaba Ahsverus, y éste, burlándose, habría gritado al condenado que «caminase». Jesús habría respondido a Ahsverus que él, el zapatero, es quien caminaría por el mundo hasta el fin de los tiempos.

Una variante dice que antes de que Simón Cireneo le ofreciera ayuda, Jesús le pidió a Ahsverus que le ayudara a cargar la cruz, y éste se negó. Otra versión de la leyenda cuenta que Jesús se habría parado ante el curtidor pidiéndole a Ahsverus que le diera un vaso de agua. Ahsverus entonces le habría replicado, diciendo: «Si eres el Hijo de Dios, haz que brote una fuente de agua fresca del suelo». Y Jesús habría maldecido al artesano por eso.

Origen

Es posible que la leyenda del judío errante haya comenzado en el siglo IV cuando un obispo de Armenia o de Persia, en visita a Constantinopla o participando en el Concilio de Nicea, habría dicho, en respuesta a un incrédulo, que en su país aún quedaba viva una testigo del martirio de Jesucristo. A partir de ahí, la imaginación popular habría elaborado el resto de la historia, confundiendo a ese presunto testigo con la figura de Malco, un siervo de Caifás, o con un cierto ciudadano de Jerusalén, Catáfito (o Catafilio), que era portero de Pilatos, o incluso con Judas Iscariote, que, de alguna forma, sobrevivió al auto-ahorcamiento. En otras versiones, el judío errante es identificado con Samer o Samar, que fundió el becerro de oro, o con Samuel Belibeth, el zapatero que habría negado agua a Jesús.

Leyendas

En los primeros tiempos de la expansión del islamismo hubo el rumor, entre los conquistadores árabes de Siria, de que el tal judío errante había sido de hecho, encontrado en Damasco. Siglos más tarde, el rumor resurgió en la Península Ibérica, y se decía que un cierto Juan Esperendios («espera en Dios») sería ese personaje. En la Italia medieval se hablaba que el judío errante respondía al nombre de Giovanni Buttadeo («el que echa fuera a Dios») y en Alemania, en el siglo XVI, un obispo de Hamburgo afirmó haber conocido al judío errante personalmente, habiendo sido incluso publicado, años más tarde, el supuesto diálogo entre el obispo y el judío.

En Brasil, algunas historias populares afirman que el errante habría inmigrado a Pernambuco, en el tiempo del dominio holandés, permaneciendo viviendo incógnito en Brasil. Habría sido localizado, por última vez, en el norte de Minas Gerais, cuando fue visto llorando sangre delante de una iglesia en un día de Viernes Santo.

Concluyendo, la expresión popular «donde Judas perdió las botas» podría ser una fusión del zapatero de Jerusalén con Judas Iscariote – y por lo tanto, alusiva al mito del judío errante.1



3 comentarios

  • neni

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  • Mabel

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  • fernanda

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