Pare de Sufrir, que no lo estafen

Amuletos de la Iglesia Vida Nueva

El diario El Heraldo le ha dado duro a los de la secta cristiana de los «Pare de Sufrir» en 5 entregas especiales. Se les acusa de hacer dinero con la fe de los ingenuos a cambio de falsas promesas de sanidad y prosperidad material.

Esta secta, de origen brasileño, conocida como Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), pero que en Honduras tramitó su personería jurídica con el nombre de Iglesia de Vida Nueva, se caracteriza por el uso de fetiches para atraer la bendición divina y su forma peculiar de pedir la ofrenda, como si fuera una subasta.

Reporteros de El Heraldo se infiltraron en varios cultos, y grabaron a un pastor en plena sesión de manipulación:

“La ofrenda es una semilla, esta semilla va a dar su fruto ciento por uno. Usted no está perdiendo, usted está sembrando”, aseguró. Luego preguntó “¿quién quiere ahora hacer su ofrenda con 500 lempiras o más?, pase adelante”. Movida por la promesa la gente comenzó a invertir su dinero. “¿Quién quiere hacer su ofrenda con 300 lempiras? ¿quién puede hacerlo con cien? ¿quién con 50 y llevarse una Biblia? ¿quién puede hacerlo con 30, con 20, con 10? Colóquelo aquí en el nombre de Jesús”, prosiguió. Por momentos los “obreros” se alcanzaban para recoger todo el dinero.

Entre los fetiches que ofrecen están: «el agua consagrada del estanque de Siloé», el «pan consagrado» con la forma de las cinco letras del nombre de Jesús, «el aceite bendecido de Israel», «el pañuelo de la Santísima Trinidad», «el agua del río Jordán», «la arena de la playa del mar de Galilea», «el aceite del Monte de los Olivos», «la semilla bendita», «la vara de Jacob», «el manto consagrado», «el algodón de la Santa Unción», etc.

Es de notar que algunos de estos fetiches los ofrecen de gratis, no siempre cobran por ellos, pero sirven de gancho para atraer feligreses y pedirles dinero.

Un lector de El Heraldo comenta:

Esa iglesia «Pare de Sufrir» aquí en Washington DC. también usa esa misma táctica para sacarle dinero de su comida a la gente; aquí les venden la «rosa bendecida de Sharon», por no menos de $50.00, les venden el «aceite bendecido de Israel», la «tierra bendecida traída de Israel» y ¿saben qué hacen? Compran cantidades de aceite de maíz Mazola y lo envasan.

Al parecer en Estados Unidos son más voraces con los dólares. Si no fuera por que se amparan en la religión sería fácil acusarlos de estafa. Por que eso es lo que son: unos estafadores. Estafan a la gente cuando les ofrecen fetiches traídos de Israel, cuando en realidad son productos locales.

Pero aparte de la exagerada mercantilización de la fe cristiana y del uso de fetiches, los de «Pare de Sufrir» no se diferencian mucho de otras iglesias evangélicas. El Heraldo logra ensañarse con esta secta por que no tiene el respaldo de las otras sectas que gozan de mayor reconocimiento social, como La Gran Comisión, Amor Viviente y Vida Abundante, sectas que también utilizan versículos fuera de contexto para sacarle dinero a sus feligreses. No se cansan de torcer un pasaje de Malaquías para cobrar el diezmo. (Ve mi post sobre el diezmo).

El problema es que además de la influencia política que ellos tienen, está el delicado problema de la libertad de cultos. No se vería bien que un gobierno procediera al cierre sistemático de las iglesias cristianas.

El pastor René Peñalba reconoció este peligro, y allá por el año 1,996 le pidió a sus feligreses que no se unieran a la andanada de críticas que esta secta mercantilista estaba cosechando en ese tiempo, ya que estas críticas podían resultar en una «escalada» contra las demás iglesias evangélicas. El mismo Peñalba le dio el visto bueno a esta secta, cuando el ministerio de Gobernación y Justicia le pidió su opinión para otorgarle la personería jurídica a esta organización. El pastor Peñalba era el presidente de la Confraternidad Evangélica en ese tiempo, cuando todavía pastoreaba la iglesia Amor Viviente de Tegucigalpa.

Ahora, el actual presidente de la organización, Oswaldo Canales, desconoce esa decisión de Peñalba, y denuncia a esa secta por su desaforado mercantilismo.

Pero uno se pregunta: ¿Qué tiene que cambiar esa iglesia para que sea aceptada por las demás? Basta con que eliminen la mayoría de los fetiches y moderen su forma de pedir dinero y serían una iglesia evangélica más. Podrían seguir cobrando diezmos y practicando la «Santa Cena con Jesús» (reconocida ceremonia fetichista cristiana). No es necesario que realizen obras de apoyo social y de caridad.

El Heraldo nos informa que para obtener su personería jurídica, la Iglesia Vida Nueva se comprometía a diversas formas de proyeccción social:

La proyección social que tiene esta iglesia es nulo. Para lograr obtener su personería jurídica prometió construir centros para niños desamparados, de enseñanza especial, guarderías, comedores infantiles, centros de rehabilitación para alcohólicos, drogadictos y casas de ancianos. Asimismo promover el desarrollo de clínicas móviles, caravanas médicas, consultorios y hospitales para la práctica de la medicina en general.

Luego de 13 años de estar en el país, no ha cumplido ninguno de estos ofrecimientos, dejando marcado que su política, establecida en el manual «Cómo ser un diezmista fiel», se cumple. En este texto se deja claro que las recaudaciones no deben utilizarse aleatoriamente, para el beneficio de personas necesitadas. «Imagínense si todos los cristianos usaran el diezmo para hacer donaciones o algo así, la iglesia no sería capaz de trabajar o anunciar la salvación. El cristiano debe ser sincero en la necesidad de la iglesia y, por tanto, nunca emplear su diezmo tan mal, aunque tenga la apariencia de gesto piadoso», manda

Los de «Pare de Sufrir» caen en una falso dilema. Se puede tener una proyección social con la comunidad sin dejar de predicar el evangelio. Cristo era enfático en que se debía de ayudar a los pobres. Y se puede predicar el evangelio y servir en la iglesia sin necesidad de recibir un salario por ello. El apóstol Pablo trabajaba con sus propias manos para no ser una carga financiera a las iglesias. Los pastores de «Pare de Sufrir» deberían de seguir ese ejemplo y renunciar a sus salarios eclesiásticos, y empezar a trabajar en algo útil, como cualquier persona normal. Así tendrían un testimonio grande delante de Dios y de los hombres, y nadie podría acusarlos de explotar la ingenuidad del prójimo; aunque sé que es una utopía el pensar que ellos puedan tomar en serio esta sugerencia. Cristo fue enfático en que no se puede servir al mismo tiempo a Dios y a Mammon (el dinero).

Este es un criterio clave para identificar una organización espiritual fraudulenta: Cuando tiene una nula proyección social y solo le interesa recibir la mayor cantidad posible de donaciones y expandir su clientela por medio del «evangelismo». «Pare de Sufrir» no es una iglesia, es una organización con fines de lucro que no tiene escrúpulos en tomarle el pelo a sus clientes.

Chequen algunos de los artículos publicados por El Heraldo sobre esta secta mercantilista:

• Mercado de la fe a la caza de sufrimiento humano
• Onerosa y repudiable subasta de fe cristiana
• Próspera Vida con dinero de los pobres
• Lucrativas jornadas de milagros en Honduras
• De 32 millones ha sido inversión milagrosa
• Gobernación auditará a la Iglesia de Vida Nueva

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