Versículos bíblicos de tranquilidad y paz interior

Imagen por @Randy Son of Robert.

La siguiente es una colección de versículos y pasajes bíblicos que transmiten paz, tranquilidad, fortaleza, fe, esperanza y confianza en la protección y amor de Dios, y son como un bálsamo para un alma angustiada en momentos difíciles.

La palabra escrita y hablada tiene el poder de consolar y confortar, aliviar la ansiedad, la frustración, la pena, la tristeza y el dolor y fortalecer el ánimo. Como lo dice un proverbio bíblico: «Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos». (Proverbios 16:24). Y más cuando se trata de la Escritura Sagrada, como está escrito: «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón». (Hebreos 4:12)

Dios ha prometido que su palabra será efectiva: «Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié». (Isaías 55:10-11)

El Señor ha prometido ayudar y consolar a los que le buscan con corazón sincero y están dispuestos a ser guiados por él. Dios no despreciará jamás a un corazón que se acerca a él contrito y humillado (Salmos 51:17). Eso es lo que enseña la Biblia y lo que se puede entender de los pasajes bíblicos que vienen a continuación.

En la Escritura Dios se nos presenta como un Padre amoroso hacia el cual somos llamados a tener una actitud de devoción personal, esperando con humildad ser favorecidos por su gracia, teniendo confianza en su amor y misericordia.

Abramos nuestro corazón para recibir sus bendiciones y leamos con actitud de meditación y reverencia los siguientes versículos:

(Mis comentarios van en cursivas).

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Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré.
Éxodo 15:2

Este es el cántico de Moiseś después de la milagrosa liberación cuando se abrieron las aguas del Mar Rojo para dejar pasar al pueblo de Israel que era perseguido por los egipcios. La protección de Dios es motivo de gozo que se manifiesta en canto.

Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.
Éxodo 33:14

Dios promete acompañar a Moisés y a su pueblo para liberarlo de la persecución egipcia. También el creyente cristiano puede hacer suya esta promesa.

Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.
Números 6:24-26

Esta es una bendición sacerdotal revelada por Dios a Aarón, el primer gran sumo sacerdote de Jehová para el pueblo de Israel, para bendecir a su pueblo. Dios también bendice al pueblo del nuevo pacto, que es la Iglesia, en Jesucristo.

Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones.
Deuteronomio 7:9

Moisés exhorta al pueblo de Dios para que sea fiel a su Dios, porque Jehová es fiel para los que lo sirven.

No hay como el Dios de Jesurún, quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda, y sobre las nubes con su grandeza. El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos; él echó de delante de ti al enemigo, y dijo: Destruye.
Deuteronomio 33:26-27

Esto es parte de una bendición con que Moisés bendijo a las doce tribus de Israel antes de morir. Jesurún es una referencia poética a la nación de Israel. Es un término de cariño; la Septuaginta griega traduce a Jesurún como «amado» usando una forma de la palabra ágape. En la actualidad Dios sigue cuidando de su pueblo que profesa la fe en Jesucristo.

Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente.
Josué 1:5-6

Jehová alienta a Josué para que complete la misión de conquistar la tierra prometida que no pudo terminar Moisés debido a su desobediencia. También Dios nos alienta en la actualidad, para que cumplamos la misión que él ha destinado para cada uno de nosotros.

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
Josué 1:9

Josué deberá tener su propia iniciativa y coraje para hacer realidad las promesas de Dios para su pueblo. También Dios llama a los creyentes cristianos a ser valientes para cumplir su voluntad.

Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; salvador mío; de violencia me libraste. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, y seré salvo de mis enemigos.
2 Samuel 22:2-4

Cántico de David agradeciendo a Jehová por haberlo librado de sus enemigos. También el creyente cristiano debe dar gracias a Dios con cánticos de alabanza.

Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.
Rut 2:12

Booz agradece a Rut por la fidelidad y el servicio prestado a la suegra de ella. Siendo extranjera, fue aceptada en el pueblo de Dios por su fidelidad. También el creyente puede apropiarse de esta promesa, de que si somos fieles con su pueblo, la Iglesia, Dios premiará nuestra fidelidad.

He aquí, aunque él me matare, en él esperaré.
Job 13:15

Job hace un voto de fidelidad a Dios en medio de sus tribulaciones. La confianza radical en Dios, abandonándose a su voluntad al estilo de Job trae paz a la vida del creyente.

Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios. Al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
Job 19:25-27

Job, en medio de sus tribulaciones, se consuela pensado que será testigo de una epifanía de Jehová. Sus palabras tienen una resonancia profética para los cristianos, anunciando la venida de Cristo. El cristiano también espera la recompensa a su fe y fidelidad en Cristo.

En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.
Salmos 4:8

La confianza en Jehová tranquiliza nuestro ánimo agitado y nos ayuda a conciliar el sueño.

Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.
Salmos 9:9-10

Dios promete ayudar a los necesitados que lo buscan con corazón sincero.

Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia. A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido. Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; mi carne también reposará confiadamente; porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre.
Salmos 16:7-11

La confianza reposada en Dios produce frutos de tranquilidad y relajación. Da alegría y gozo en esta vida, y la bienaventuranza en la venidera.

En cuanto a Dios, perfecto es su camino, y acrisolada la palabra de Jehová; escudo es a todos los que en él esperan.
Salmos 18:30

Si ponemos nuestra confianza en Jehová y esperamos en él pacientemente obtendremos de él su protección, su escudo.

Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
Salmos 19:14

Meditar en las tiernas misericordias de Jehová trae deleite y paz al corazón de los fieles que desean agradar a Dios.

Pero tú eres el que me sacó del vientre; el que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
Salmos 22:9-10

Dios nos conoce íntimamente más que nosotros nos conocemos a nosotros mismos, más que nuestros padres, y nos ha destinado a tener una relación con él.

Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Salmos 23

La providencia de Dios acompaña a sus fieles a lo largo de toda su vida, aún en medio de situaciones difíciles en las que podría parecer que Dios está ausente.

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
Salmos 27:10

El que confía en Dios y en su protección obtiene valentía para enfrentar a las situaciones difíciles de la vida, y a los personas que no nos quieren bien.

Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado. Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
Salmos 27:3-4

Meditar en la belleza del carácter de Dios trae gozo, tranquilidad y fortaleza en tiempo de angustia.

Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá.
Salmos 27:10

El amor de Dios es como el amor de un padre o una madre para sus fieles. Es incluso mayor. Podemos tener la certeza de que el amor del padre celestial siempre estará con nosotros.

Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón, y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré.
Salmos 28:7

La confianza en el amor y la protección de Dios invita al creyente a alabarle.

El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él. Temed a Jehová, vosotros sus santos, pues nada falta a los que le temen.
Salmos 34:7-9

La certeza de que la presencia de Dios y sus ángeles nos acompaña en todo tiempo nos inspira confianza y nos incita a alabarle.

Apártate del mal, y haz el bien; busca la paz, y síguela.
Salmos 34:14

Si perseveramos en buscar la paz la encontraremos.

Jehová redime el alma de sus siervos, y no serán condenados cuantos en él confían.
Salmos 34:22

Perseverar en la confianza en Dios es garantía de protección y salvación.

¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. Serán completamente saciados de la grosura de tu casa, y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
Salmos 36:7-8

Contemplar la belleza de Dios, meditar en sus maravillas y misericordias es fuente de alegría y bienestar, incluso en el plano material.

Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.
Salmos 37:3-5

Si confiamos en Dios y nos encomendamos a él de corazón, él nos guiará hacia un camino de realización personal.

Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan.
Salmos 37:25

La promesa de la protección de Dios también abarca el plano material.

Pero la salvación de los justos es de Jehová, y él es su fortaleza en el tiempo de la angustia.
Salmos 37:39

Dios provee consuelo y fortaleza de ánimo en tiempos difíciles.

¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío.
Salmos 42:5

En momentos difíciles a veces es necesario recordarnos a nosotros mismos que Dios sigue estando ahí para ayudarnos. Puede ser útil incluso «hablarle a nuestra alma» como si fuera una persona distinta.

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Salmos 46:1

Dios promete estar con nosotros en tiempos de dificultad.

Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.
Salmo 46:10

Estar quietos delante de Dios es sosegar nuestra mente y reconocer su grandeza.

Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Salmos 51:17

La oración del humilde agrada a Dios.

Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo.
Salmos 55:22

No estamos solos con nuestros problemas. Podemos confiar en que su providencia nos guiará a través de situaciones difíciles.

Porque tú has sido mi refugio, y torre fuerte delante del enemigo. Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; estaré seguro bajo la cubierta de tus alas.
Salmo 61:3-4

Habitar en la presencia de Dios es algo que podemos practicar todos los días, encomendándonos a él y meditando en las grandezas del Señor.

Alma mía, en Dios solamente reposa; porque de él es mi esperanza. Él solamente es mi fuerte y mi salud: es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria: en Dios está la roca de mi fortaleza, y mi refugio. Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón: Dios es nuestro amparo.
Salmos 62:5-8

En momentos de dificultad dile a tu alma, a tus emociones y sentimientos, que Dios es fiel y que está ahí para protegerte y consolarte a través de la fe en su palabra, aunque no lo parezca.

Señor, tú nos has sido refugio de generación en generación. Antes que nacieran los montes y formaras la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.
Salmos 90:1-2

Meditemos en la eternidad y en la fidelidad de Dios para sus fieles para obtener paz y tranquilidad.

El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad.
Salmos 91:1-4 (Ver todo el Salmo 91)

La protección divina está al alcance de los que confían en Dios.

A Jehová cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová.
Salmos 104:33-34

La música dedicada a Dios es parte de la meditación que nos trae paz y alegría.

Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
Salmos 71:3

Un anciano ora pidiendo la protección de Dios. La roca es un símbolo de protección, de estabilidad y firmeza en los salmos.

Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre.
Salmos 125:1

La confianza en Dios trae estabilidad emocional a nuestras vidas.

Bendito sea Jehová, mi roca, quien adiestra mis manos para la batalla, y mis dedos para la guerra; misericordia mía y mi castillo, fortaleza mía y mi libertador, escudo mío, en quien he confiado.
Salmos 144:1-2

En este salmo David agradece la ayuda divina en sus batallas. También nosotros podemos invocar la ayuda divina en medio de situaciones difíciles.

Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán. Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de Dios y de los hombres. Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos.
Proverbios 3:1-8

La paz que viene de confiar en Dios tiene un efecto medicinal en nuestras vidas. La providencia de Dios nos encamina hacia el crecimiento espiritual y la realización personal cuando nos encomendamos a él.

Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos.
Proverbios 16:24

La palabra tiene el poder de sosegarnos, animarnos y calmarnos, y más cuando se trata de la palabra de Dios.

Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado.
Proverbios 18:10

El justo es el que permanece fiel a Dios. Dios corresponde a nuestra fidelidad con fidelidad.

Toda palabra de Dios es limpia; él es escudo a los que en él esperan.
Proverbios 30:5

La palabra de Dios tiene poder para sanar nuestras emociones.

Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá la ciudad de gentes robustas. Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como turbión contra el muro.
Isaías 25:3-4

Dios prefiere favorecer al pueblo humilde que confía en él.

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.
Isaías 26:3-4

La paz de Dios se obtiene perseverando en la confianza en Dios y meditando en sus atributos eternos.

Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.
Isaías 30:15

En esta profecía de Isaías se nos invita a confiar en Dios más que en nuestras propias fuerzas y nuestros propios recursos. En Dios encontramos una fortaleza que no encontramos en ninguna otra parte.

Decid a los de corazón apocado: Confortaos, no temáis: he aquí que vuestro Dios viene con venganza, con pago: el mismo Dios vendrá, y os salvará.
Isaías 35:4

En este verso Dios anima a su pueblo que ha sufrido desolación y devastación con la promesa de una gloria futura. Dios no desampara a su pueblo, aunque a veces así lo parezca.

Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Isaías 40:31

Es un privilegio ser parte del pueblo de Dios. En la confianza en Dios encontramos una gran fortaleza que nos ayuda a seguir adelante.

No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Isaías 41:10

Por medio del profeta Isaías Dios promete ayudar y sustentar a su pueblo. Esta es una promesa que podemos aplicar a nuestras vidas como creyentes cristianos.

Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
Isaías 41:13

Esta imagen de Dios tomándonos de la mano nos habla de la manera íntima con que Dios trata a sus fieles.

Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
Isaías 43:2

En este verso el fuego y el agua representan dificultades a superar para el pueblo de Dios en general, y para cada uno de los fieles seguidores de Dios en particular.

Porque los montes se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.
Isaías 54:10

Dios promete ser fiel a su pueblo, Israel, por causa del pacto de Moisés. Los creyentes cristianos también pueden apropiarse de esta promesa.

Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio.
Isaías 54:17

Esta profecía se refiere al pueblo de Dios, Israel, al cual Jehová se ha comprometido a preservarlo de las asechanzas de sus enemigos. También el cristiano puede encomendarse a la protección de su Dios.

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.
Isaías 60:1-2

Jehová se ha comprometido a exaltar a su antiguo pueblo entre todas las otras naciones, y a darle prestigio y renombre. Con el nuevo pacto, la Iglesia Cristiana está llamada a ser partícipe de esa gloria, y los creyentes en forma individual pueden reclamar esa promesa.

El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.
Isaías 61:1-3

El profeta Isaías anuncia un tiempo de liberación, restauración y consolación para el pueblo de Dios después de un período de tribulación y castigo. En el evangelio (Lucas 4:18-19) Jesús hará suyas estas palabras, relacionándolas con su ministerio mesiánico. También el creyente cristiano individual puede aspirar a períodos de restauración después de las duras prueba.

Oh Jehová, fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción.
Jeremías 16:19

Después de anunciar el juicio y castigo contra un pueblo rebelde e insensato, el profeta Jeremías reafirma su voluntad desechando el desánimo y poniendo su confianza personal en el dios de Israel.

Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto.
Jeremías 17:7-8

La confianza en Jehová alimenta el espíritu de los fieles, y les da fortaleza y ánimo para hacerlos prosperar, aún en los tiempos de sequía y dificultad.

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
Jeremías 29:11

El profeta Jeremías anuncia que el pueblo de Dios tendrá que soportar el exilio en Babilonia por muchos años, antes de volver a la tierra prometida, pero que Dios usará esa estancia en el exilio para prosperarlos. Esto nos enseña que Dios puede usar nuestras tribulaciones y reveses en la vida para nuestro bien.

He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.
Jeremías 33:6

El profeta Jeremías recibe palabra de Jehová en la cárcel, y se le revela que vienen tiempos de sanidad, restauración y paz para su pueblo.

Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel.
Joel 3:16

El profeta Joel revela que habrá un tiempo futuro en el que Dios traerá restauración, prosperidad y gloria a su pueblo, y que sus enemigos recibirán justa retribución. También el creyente cristiano puede hacer suya esa promesa de restauración para su propia vida.

Y el ángel les dijo: «Paz sea con vosotros. No temáis más, sino alabad a Dios».
Tobías 12:17

El ángel Rafael se revela a Tobit y a su hijo Tobías. Éstos son presa del pánico, pero el ángel los bendice con paz y los alienta a no tener miedo.

Los que en él confían entenderán la verdad y los fieles en el amor permanecerán en él, porque su gracia y misericordia será con sus santos y su visitación con sus escogidos.
Sabiduría 3:9

Salomón enseña que Dios nunca abandona a sus fieles. Que aún cuando mueran, no mueren realmente, porque están en la paz del Señor.

Pero los justos vivirán para siempre y en el Señor está su recompensa, y el Altísimo tiene cuidado de ellos. Por tanto recibirán el reino de hermosura y la corona de honra de la mano del Señor, porque él los cubrirá con su mano y con su brazo los defenderá.
Sabiduría 5:15-16

Salomón compara la suerte del justo con la suerte del impío, y afirma que el justo recibirá vida y gloria eterna, mientras que el impío recibirá condenación y vergüenza eterna.

El temor del Señor es la gloria y el motivo de gloria, el gozo y la corona de alegría. El temor de Dios alegrará el corazón, dará alegría, gozo y larga vida. Al que teme a Dios, en sus últimos días le irá bien y en el día de su muerte será bendecido.
Eclesiástico 1:11-13

El temor de Dios en la Biblia no es simplemente tener miedo a Dios, sino una actitud de reverencia a las cosas divinas, temer a Dios es adorarlo, rendirle culto y estar dispuesto a cumplir sus mandamientos. Esta reverencia a Dios da paz, alegría, consuelo y salvación al creyente.

El temor de Dios es corona de sabiduría, que produce paz y salud, y engrandece la gloria de los que la aman. La sabiduría hace llover conocimiento e inteligencia y a los que la abrazan los llena de gloria. La raíz de la sabiduría consiste en temer al Señor; larga vida son sus ramas.
Eclesiástico 1:22-24

La sabiduría no es un conocimiento mundano. La sabiduría tiene su origen en la reverencia a Dios y en el respeto por las cosas divinas. La sabiduría tiene un efecto saludable en la vida de los fieles.

Hijo, si te acercas a Dios para servirlo (mantente en justicia y en temor y) prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón y soporta el sufrimiento (inclina tu oído y recibe las palabras para que entiendas); y en el tiempo de la prueba no te angusties.
(Espera pacientemente en el Señor), acércate a él y no te apartes, para que en tus postreros años seas engrandecido.
Cualquier cosa que te suceda, acéptala de buena gana, (soporta el dolor) y ten paciencia en los vaivenes de tu humillación, porque con el fuego es purificado el oro, y los hombres que agradan a Dios, en el crisol de la aflicción.
Confía en él y él te ayudará; endereza tus caminos y espera en él; (conserva tu temor y envejece en él).
Los que teméis al Señor, esperad su misericordia y no os apartéis de él, para no caer.
Los que teméis al Señor, confiad en él y nunca se perderá vuestra recompensa.
Los que teméis al Señor, esperad bienes, eterna alegría y misericordia.
(Los que teméis al Señor, amadlo y vuestros corazones serán alumbrados).
Recordad (hijos) los tiempos antiguos y reflexionad: ¿quién confió en el Señor y fue confundido? ¿Quién permaneció en su temor y fue desamparado? ¿Quién lo invocó y fue menospreciado por él?
Porque misericordioso es el Señor y compasivo, paciente y muy misericordioso; él es quien perdona los pecados y salva en el tiempo de la aflicción (y es protector de todos los que con verdad lo buscan).
Eclesiástico 2:1-13

En la vida tendremos dificultades y tribulaciones, pero si somos personas genuinamente piadosas experimentaremos una fortaleza que viene del cielo. Dios usará las dificultades para formar nuestro carácter y nos guiará por el camino del bien cuando los tiempos sean difíciles.

Hijo, cuida a tu padre en su vejez y no le causes molestias mientras vivas; y si pierde la razón, perdónalo y no lo deshonres por ser tú más fuerte, porque el cuidado que tengas de tu padre no caerá en el olvido sino que contra los pecados te será una fortaleza. En el día de tu tribulación te será recordado y tus pecados se derretirán como hielo en tiempo cálido.
Eclesiástico 3:14-17

Los pecados nos apartan de Dios, pero honrar al padre trae protección contra el pecado, disuelve la maldad que nos hace mal.

El que teme al Señor nada temerá ni se asustará, porque él es su esperanza. Bienaventurado aquel que teme al Señor, porque ¿en quién otro espera o quién otro es su apoyo? Los ojos del Señor están sobre aquellos que lo aman; fortaleza poderosa y fuerte apoyo, cobertura contra el calor, sombra contra el mediodía, defensa contra la ofensa y ayuda en la caída. Él levanta el ánimo, alumbra los ojos, da sanidad, vida y prosperidad.
Eclesiástico 34:16-20

Aquí se expresa en forma bella los beneficios de ser piadoso y confiar en el Señor. Cómo nos alienta en tiempos difíciles y nos da sanidad y esperanza.

¡Cuán preciosa es la misericordia de Dios en tiempos de aflicción! Es como la nube de lluvia en tiempo de sequía.
Eclesiástico 35:26

Así como la lluvia alivia la sequía, así la misericordia de Dios nos fortalece en tiempos de aflicción.

Aprende, pues, dónde está la prudencia, la fortaleza y la inteligencia, para que conozcas también dónde está la longevidad de la vida y la vida misma, y dónde la luz de los ojos y la paz.
Baruc 3:14

Según el profeta Baruc, Dios habría castigado al pueblo de Dios por desobedecer sus mandamientos mandándolo al exilio en Babilonia. La condición de la paz de Israel es obedecer a Jehová. También el creyente cristiano puede reclamar la paz para su vida.

¡Quítate la vestidura de luto y de tu aflicción, Jerusalén, y vístete de la hermosura de la gloria eterna que Dios te da! ¡Ponte el manto de justicia que Dios te ha dado y pon en tu cabeza la corona de honra con que el Dios eterno te ha querido adornar!, porque Dios mostrará tu gloria a toda nación debajo del cielo, porque él te dará nombre eterno, paz de justicia y gloria de piedad.
Baruc 5:1-4

Aquí Baruc anuncia un tiempo de restauración para Israel, tal como lo hacía Jeremías. Dios protege y honra a su pueblo Israel, que él ha escogido para sí. También, con el nuevo pacto, él honra a su Iglesia y los fieles creyentes en forma individual y colectiva.

David, con su misericordia, recibió por herencia el trono del reino para siempre. Elías, lleno de celo por la Ley, fue recibido en el cielo. Ananías, Azarías y Misael, por haber creído fueron librados de la llama. Daniel, por su integridad, fue librado de la boca de los leones. Y así examinad todas las épocas, y entended que ninguno de cuantos esperaron en él fue debilitado.
1 Macabeos 2:57-61

Las historias en la Biblia en las que Dios ayuda y salva a los que confían en él son una garantía para nosotros también, para que esperemos en su protección, guía y salvación.

Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Mateo 6:25-34

Jesús nos enseña que si confiamos plenamente en la providencia divina obtendremos provisión para nuestras necesidades y seremos liberados de la ansiedad causada por la incertidumbre de no saber que traerá el futuro.

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Mateo 11:28-30

El divino maestro Jesús nos invita a descansar en él por medio de la fe en su nombre. La mansedumbre de Jesús y su humildad, a pesar de su condición divina exaltada, nos inspiran confianza y devoción.

¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad!
Lucas 2:14 (Reina Valera Actualizada)

Los ángeles anuncian que el nacimiento de Jesús trae una efusión de paz para los que siguen los caminos del reino de Dios.

No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
Juan 14:2-3

La fe en Jesús nos protege contra la turbación. La promesa de habitar en la presencia del divino maestro nos infunde confianza.

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Juan 14:27

Jesús nos enseña que la paz de Dios no es como la de este mundo, porque no se basa en la apariencia de las circunstancias, sino en las promesas fieles de Dios.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Juan 16:33

Jesús alecciona a sus discípulos momentos antes de ser entregado para ser torturado y ejecutado. Les advierte que vendrán momentos difíciles pero que la victoria final está de antemano asegurada, por eso pueden descansar en Dios y en la fidelidad a sus promesas.

Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.
Hechos 3:19

Pedro llama al arrepentimiento a los infieles judíos que procuraron la muerte de Jesús. Si se arrepienten recibirán la paz, el alivio y la fortaleza del Señor. Esta promesa aplica para todos los creyentes cristianos que se vuelven de sus malos caminos.

Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
Romanos 8:26-28

No estamos solos al orar. La intercesión íntima del Espíritu Santo en el corazón de los fieles los conecta a Dios de una forma misteriosa.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: «Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero». Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:35-39

El amor que Dios ha manifestado en Cristo da la garantía de protección divina a los que son hijos de Dios, y ninguna entidad visible o invisible los podrá separar del abrazo de Dios Padre.

Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Romanos 14:17

La vida cristiana no consiste en legalismos, sino en una conversión interior por el poder del Espíritu Santo que nos trae paz y gozo.

Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
Romanos 15:13

El apóstol Pablo bendice a los fieles cristianos de la iglesia de Roma. La promesa de paz, gozo y esperanza abundantes por medio de la fe en Cristo es para todos los creyentes.

Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
Romanos 16:20

La victoria final del bien sobre el mal ya está asegurada por medio de Jesucristo. Y los creyentes tendrán un papel protagónico en esa victoria.

Pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz.
1 Corintios 14:33

Dios no confunde deliberadamente a sus hijos. Toda intención deliberada de confundir no viene de Dios. Dios da paz.

Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
2 Corintios 4:16-18

La penas que padecemos en este mundo son temporales, la gloria venidera de los hijos de Dios es eterna.

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
2 Corintios 12:9-10

San Pablo pide ser librado de una molestia en su cuerpo, lo que le es negado. La providencia de Dios no siempre nos libra de las pruebas, pero nos da la fortaleza para poder sobrellevarlas.

La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
2 Corintios 13:14

El apóstol San Pablo termina su segunda carta a los corintios con una bendición trinitaria.

Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Gálatas 5:22-23

El apóstol Pablo nos invita a escapar del legalismo del Antiguo Testamento para ser renovados interiormente por el Espíritu Santo, expresando esa renovación en un carácter y una conducta que sean testimonio de esa renovación.

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Filipenses 4:6-7

La paz interior que está por encima de lo que la razón puede explicar está disponible para el cristiano, si tan solo decide depositar todas sus cargas en el Señor, presentando todas sus peticiones e inquietudes ante el trono de la gracia de Dios.

Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.
Filipenses 4:8

Pensar en cosas edificantes es medicina para el alma. Pensemos en todas las acciones y los relatos que nos inspiran a amar todo lo que es bello y virtuoso y a ser mejores personas.

He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Filipenses 4:11-13

El apóstol Pablo da testimonio de fortaleza en medio de la adversidad para que imitemos su ejemplo con la ayuda del Espíritu Santo.

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
Colosenses 3:2-4

Morir al mundo es renunciar amar las cosas que el mundo ama y amar las cosas que el Señor ama. Si morimos al mundo nuestra vida estará escondida con Cristo en Dios, y las circunstancias adversas no la podrán perturbar.

Y el mismo Señor de paz os dé siempre paz en toda manera. El Señor sea con todos vosotros.
2 Tesalonicenses 3:16

El apóstol Pablo se despide con esta bendición en su segunda carta a los tesalonicenses.

Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
1 Timoteo 6:6-10

San Pablo nos invita a practicar el contentamiento y evitar la codicia y el afán por el bienestar material para vivir con paz interior.

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
2 Timoteo 1:7

No es la voluntad de Dios que los fieles vivan con temor o sean cobardes.

Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.
2 Timoteo 2:22

San Pablo exhorta a Timoteo, joven líder de una comunidad cristiana, a seguir las virtudes y a buscar la paz.

He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
2 Timoteo 4:7-8

San Pablo se considera satisfecho de haber cumplido la misión que le encomendó Dios en su ministerio apostólico, presiente que está cerca su muerte y expresa su esperanza de ser recompensado por Dios por su trabajo. La fe le permite al creyente esperar una vida mejor después de haber pasado por este mundo.

Los que hemos creído entramos en el reposo de Dios.
Hebreos 4:3

La fe cristiana nos permite a los creyentes cristianos entrar en el reposo que les fue negado a los infieles del antiguo pueblo de Dios, que naufragaron en la incredulidad.

Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
1 Pedro 5:7

Podemos confiar que Dios en su divina providencia cuida de nosotros. Internalizar esta certeza nos ayuda a aliviar la ansiedad.

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La mayoría de citas bíblicas son de la versión Reina-Valera de 1960, a excepción de las citas de los libros de Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y 1 Macabeos, libros a los que se conoce como «deuterocanónicos» y que son considerados «apócrifos» por los evangélicos, siguiendo la opinión de Lutero y Calvino. En ese caso usé la versión de La Biblia del Siglo de Oro. La Biblia del Siglo de Oro es una versión actualizada de la revisión de Cipriano de Valera a la traducción de Casiodoro de Reina, que incluye a los libros deuterocanónicos. Incluyo a los libros deuterocanónicos porque no creo que la opinión de Lutero y Calvino deba ser la opinión final para todos los cristianos.

Palabras clave: abatir, abrigo, carga, confortar, afán, afanar, aflicción, afligir, ansiedad, carga, confiado, confiar, confianza, consolador, consolar, consuelo, contentamiento, contentar, fortalecer, fortaleza, medicina, meditación, meditar, pastorear, paz, pensamiento, refrigerio, refugio, reposar, reposo, sustentar, temer, torre fuerte, tribulación, turbar, yugo.

Con estas palabras clave podemos hacer búsquedas, ya sea en una concordancia o una búsqueda online, en la biblia Reina Valera 1960 para obtener pasajes relacionados con la tranquilidad y paz interior.

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Oración para vencer el miedo y ahuyentar al espíritu de temor

Señor Jesucristo, no es un espíritu de temor el que nos has dado, sino un Espíritu de fortaleza, amor y dominio propio. Tú no cesas de repetirnos: «¿Por qué tenéis miedo, gente de poca fe?». Me repites ahora: «No tengas miedo, solo ten fe», porque para Dios todo es posible y «todo poder me ha sido dado en el cielo y en la tierra».

Te doy gracias, Dios mío. Tu fidelidad es escudo y armadura para mí. No temeré ni los terrores nocturnos ni las desgracias que golpean a plena luz del día. No temo ni las maquinaciones de los malos ni a los espíritus malignos, ni las predicciones de la desgracia, ni la mala suerte, ni los accidentes, ni los fracasos. No tengo miedo a la enfermedad ni a la bancarrota. Nada puede destruir mi seguridad puesta en Ti, Jesucristo, mi Señor y mi Maestro. Ninguna hostilidad de la gente, ningún desafío del Enemigo, nada que escuchen mis oídos o que mis ojos vean me impresiona.

Por el poder del Espíritu Santo y en el Nombre de Jesús, expulso de mí todo espíritu de temor. Estoy libre de la opresión y del miedo, no temo nada porque estoy fortalecido por tu justicia. Tú estás conmigo en todo lo que emprendo y me sostienes con tu diestra victoriosa.

Gracias, Señor Jesús, por librarme del miedo, de la queja, la impaciencia y la preocupación.»Me has librado de todas mis ansiedades». Vivo con confianza y alabándote sin cesar, Dios mío, mi luz y mi salvación. «Oh, que Cristo esté conmigo. Cristo esté delante de mí y detrás de mí, Cristo en mí, Cristo sobre mí, Cristo a mi derecha y Cristo a mi izquierda». Amén.¹

Oración a Dios para momentos difíciles

Señor Dios, Padre Eterno:

Sé que me amas con infinita ternura,
estás presente en mis pruebas actuales,
conoces mis sufrimientos,
mis ansiedades, tristezas y penas.
Tu infinita sabiduría ha permitido
todo lo que me ocurre,
pero dijiste: con los que amas, todo ayuda
en todo para su bien.
En la triste situación en la que me encuentro
te alabo y te doy gracias, Dios mío,
según tu voluntad.
Incluso si me siento desamparada y abandonada,
estoy esperando tu ayuda y triunfaré,
porque que tú, el Eterno, me sostienes con tu diestra victoriosa.
Como me lo ordenas, perdono de todo mi corazón a quienes me lastimaron o me trataron injustamente.
Ruego por ellos y te los presento en el nombre de Jesús, por la Virgen María, nuestra Madre, para que el Amor de Jesús los toque
en la dulzura del Espíritu Santo, para que su conducta te dé gloria.
Bendito seas Señor viviente, por tu presencia en mis dificultades materiales.
Ni el hambre, ni la escasez, ni las privaciones, ni las crisis económicas, me harán dudar de tu amor o de tu Palabra.
Me dijiste que no me preocupara, de no temer por mi vida, por lo que voy a comer,
ni por mi cuerpo, por lo que le es necesario,
ni por el futuro que parece oscuro, porque sabes lo que necesito,
y quieres proveer de acuerdo a tu riqueza, con gloria, en Cristo Jesús.
Te agradezco porque siempre das lo que prometiste y haces lo que dijiste.
Que tu Espíritu me ayude a hacer lo que depende de mí para la perfecta realización de tu plan de amor.
Si mis pruebas son el justo castigo de mi pecado o el pecado de mi comunidad,
Señor, perdona nuestros malos pensamientos,
nuestra forma de juzgar, de condenar a los demás, de envidiarnos unos a otros. Perdona nuestras rebeliones, nuestra resistencia y nuestros cálculos, nuestras palabras amargas, nuestras quejas y rencores, nuestro egoísmo y nuestra negativa a compartir.
Señor, dame un corazón quebrantado, un espíritu humilde y la gracia del arrepentimiento sincero.
Que el Espíritu Santo me haga producir frutos dignos de verdadero arrepentimiento y vivir en el espíritu de las Bienaventuranzas.
Actúa en mí por amor a tu Santísimo Nombre y no de acuerdo a mis pecados.
Manifiesta tu Santa Bondad a los ojos de todos, para que yo, tu sierva, viva en paz y alegría.
Y que sepan que eres tú, mi Dios y mi Libertador.
Alabado seas, Dios vivo, por las gracias que me concedes a través de mis pruebas.
Recibe mis alabanzas como un sacrificio agradable para tu gloria.
Cuento contigo, Padre Eterno y Bueno.
Le das fuerza a quien está cansado
y renuevas el vigor de los que esperan en ti.
Liberas a los que te son fieles y les concedes más que los deseos de sus corazones.
Alimentas a los gorriones y colmas de bienes a los hijos del reino.
Cambias mi lamento en gozo y mi defensa en triunfo.
¡Gloria a ti, Señor Dios!
Te alabo y te agradezco ahora y por los siglos.

Amén.²