El Poema Invictus en español
Por: William Ernest Henley
En medio de la noche que me cubre,
Negra como el abismo de polo a polo,
Agradezco a cualquier dios que pudiera existir
Por mi alma inconquistable.
En las feroces garras de las circunstancias
No me he lamentado ni he llorado.
Bajo los golpes del azar
Mi cabeza sangra, pero no se doblega.
Más allá de este lugar de ira y lágrimas
Se acerca inminente el Horror de la sombra,
Y aun así la amenaza de los años
Me encuentra y me encontrará sin miedo.
No importa cuán estrecha sea la puerta,
Cuán cargada de castigos la sentencia.
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.
Este poema ha cobrado cierta notoriedad por la película del mismo nombre, que trata sobre la historia de cómo Nelson Mandela inspiró un equipo de rugby en Sudáfrica; sin embargo el texto inspirador que él usó fue un extracto de un discurso del presidente Teodoro Roosvelt: El Hombre en la Arena.
«Invictus» significa «invicto» o «inconquistable» en latín, y desde el inicio del poema de Henley está muy claro que, a pesar de cualquier desolación, la fuerza mental lo supera todo. El que habla en este poema está cubierto metafóricamente por la noche y en un pozo negro que está en la oscuridad; pero a pesar de su oscuridad perpetua, agradece a los dioses por su «alma inconquistable». No ora pidiendo fuerzas, como lo sugiere la presencia de una oscuridad metafórica al principio, sino que da gracias por la fuerza que ya posee, dando así a la primera estrofa un giro inesperado y positivo en la desolación. La valentía que el hablante ha definido en la primera estrofa se mantiene firmemente en la segunda, Henley habla de «las garras de las circunstancias» y «los golpes del azar» y cómo él, a través de todas estas duras pruebas, «no se ha lamentado ni llorado», tiene cicatrices metafóricas y una «cabeza ensangrentada» pero mantiene su cabeza en alto y «no doblegada»; no tiene intención de rendirse ante las facetas discordantes de la vida.
El hablante continúa abordando directamente su indiferencia hacia la malicia de la muerte, que él describe como «el Horror de la sombra» sobre la que él sostiene que no tiene miedo. Al usar un lenguaje emotivo que tiene connotaciones de temor y desesperación en todo el poema, especialmente en la tercera estrofa en la que Henley representa «este lugar de ira y lágrimas», es aún más impresionante para el lector que el hablante haya podido superar esto. También vale la pena señalar que tal vez «el Horror de la sombra» sea una dulce liberación de «este lugar de ira y lágrimas», que en última instancia pone fin al sufrimiento mortal.
Mi parte favorita de todo el poema son las dos últimas líneas, en las que el hablante declara: «Soy el amo de mi destino: / Soy el capitán de mi alma». Parece indicar una lección fundamentalmente importante (que solo recientemente aprendí yo mismo): que las únicas acciones sobre las que realmente tenemos control son las nuestras. No podemos detenernos en las dificultades que se nos han impuesto, sino que debemos concentrarnos en las formas en que podemos superarlas para adquirir un alma invencible, un alma «invicta».1
Original en Inglés
Out of the night that covers me,
Black as the pit from pole to pole,
I thank whatever gods may be
For my unconquerable soul.
In the fell clutch of circumstance
I have not winced nor cried aloud.
Under the bludgeonings of chance
My head is bloody, but unbowed.
Beyond this place of wrath and tears
Looms but the Horror of the shade,
And yet the menace of the years
Finds and shall find me unafraid.
It matters not how strait the gate,
How charged with punishments the scroll,
I am the master of my fate:
I am the captain of my soul.
23:07
Me Gusto Muchedumbre Este Poema, DIGAN NO AL RACISMO!!!! ATTE : Scarlett 11 Años…
3:58
Un abrazo y todos mis mejores deseos. Gracias por colgar tan buenos pensamientos. Feliz Natividad y mejores días.