Oración al Espíritu Santo

ESPÍRITU SANTO: Tú que me aclaras todo, que iluminas todos los caminos para que yo alcance mi ideal, tú que me das el don divino de perdonar y olvidar el mal que me hacen y que en todos los instantes de mi vida estás conmigo, yo quiero en este corto diálogo agradecerte por todo y confirmar una vez más que nunca quiero separarme de ti por mayor que sea la ilusión material, deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua. Gracias por tu misericordia para conmigo y los míos.

La persona deberá rezar esta Oración tres días seguidos sin decir el pedido, dentro de tres días será alcanzada la gracia por más difícil que sea. Publicar en cuanto reciba la gracia. Gracias por el favor recibido.

Oración al Espíritu Santo

Oh Espíritu de Dios, que con tu luz
distingues la verdad del error,
ayúdanos a discernir la verdad.

Disipa nuestras ilusiones y muéstranos la realidad.
Haznos reconocer el lenguaje auténtico de Dios
en el fondo de nuestra alma
y ayúdanos a distinguirlo de cualquier otra voz.
Muéstranos la voluntad divina en todas las circunstancias
de nuestra vida, para que podamos
tomar las decisiones correctas

Ayúdanos a captar en los eventos
las señales de Dios, las invitaciones que nos dirige,
las enseñanzas que él quiere enseñarnos.
Haznos saber tus sugerencias,
para no perder ninguna de tus inspiraciones.

Concédenos esa perspicacia sobrenatural
que nos haga descubrir las exigencias de la caridad
y entender todo lo que requiere un amor generoso.

Pero sobre todo alza nuestra mirada,
a donde él se haga presente,
a dondequiera que su acción nos alcance y nos toque.

Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Oración al Espíritu Santo para obtener el abandono en Dios.

Espíritu Santo
Espíritu de Conocimiento,
Espíritu de Sabiduría,
Espíritu de Amor,
solo tú conoces la verdad
solo tu puedes escudriñar la esencia
y el verdadero significado de cada realidad.
Solo tú sabes perfectamente lo que es bueno
y lo que es malo para mí.
Espíritu de Dios, me abandono a ti.
No quiero saber nada
más de lo que necesito saber.
No quiero nada
más de lo que has decidido para mí.
Me amas y conoces mi bien.
Espíritu de amor, derrama sobre mí
todo lo que ahora puedo recibir de ti.
Alabanza sea a ti.

Súplica al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo,
derrama sobre nosotros la fuente de tus gracias
y suscita un nuevo Pentecostés en tu Iglesia.
Desciende sobre tus obispos, sobre los sacerdotes,
sobre los religiosos y las religiosas,
sobre los fieles y sobre los que no creen,
sobre los pecadores más endurecidos y sobre cada uno de nosotros.
Desciende sobre todos los pueblos del mundo,
sobre todas las razas y sobre cada clase y categoría de personas.
Estremécenos con tu aliento divino,
purifícanos de cada pecado
y líbranos de todo engaño y maldad.
Inflámanos con tu fuego,
haz que nos quememos y consumamos con tu amor.
Enséñanos a entender que Dios lo es todo,
toda nuestra felicidad y nuestra alegría,
y que sólo en él está nuestro presente,
nuestro futuro y nuestra eternidad.
Ven a nosotros, Espíritu Santo y transfórmanos,
sálvanos, reconcílianos, únenos, conságranos.
Enséñanos a ser totalmente de Cristo,
totalmente tuyos, totalmente de Dios.
Esto te lo pedimos por la intercesión
y bajo la orientación y protección
de la Santísima Virgen María, tu Inmaculada Esposa,
Madre de Jesús y Madre nuestra,
la Reina de la Paz
Amén.

Oración al Espíritu Santo de Pablo VI

Ven, oh Espíritu Santo.
y dame un corazón puro,
listo para amar a Cristo, el Señor
con la plenitud, la profundidad y la alegría
que solo tú sabes inculcar.
Dame un corazón puro
como el de un niño
que no conoce el mal
si no es para combatirlo y espantarlo.
Ven, oh Espíritu Santo
y dame un gran corazón,
abierto a tu palabra inspiradora
y cerrado a toda ambición mezquina.
Dame un corazón grande y fuerte
capaz de amar a todos,
decidido a soportar por ellos
cada prueba, aburrimiento y cansancio,
cada desilusión y ofensa.
Dame un gran corazón
fuerte y constante hasta el sacrificio,
feliz solo de palpitar con el corazón de Cristo
y cumplir humildemente, fielmente
y valientemente la voluntad de Dios.
Amén.

Letanías al Espíritu Santo

(de la beata Elena Guerra)

Oh Espíritu Eterno, Luz, Verdad, Amor y Bondad Infinita,
que habitando como un anfitrión muy dulce en el alma cristiana,
la hace capaz de producir frutos de santidad,
que derivando de ti, oh principio siempre fértil de la vida espiritual,
son llamados precisamente frutos del Espíritu Santo.
Nosotros, almas estériles, te rogamos que nos infundas esa vitalidad y fecundidad
¡que produce y madura tus santos frutos!
Amén.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y haz que los frutos de la Castidad perfecta maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde Amor en nuestros corazones.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y haz que los frutos del angélico dominio de sí mismo maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde amor en nuestros corazones.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y haz que los frutos de la Modestia cristiana maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde amor en nuestros corazones.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y haz que los frutos de la Fidelidad laboriosa y constante maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde amor en nuestros corazones.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y haz que los frutos de la Dulzura celestial maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde amor en nuestros corazones.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y haz que los frutos de la santa Generosidad maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde amor en nuestros corazones.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y haz que los frutos de la Bondad verdadera y constante maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde amor en nuestros corazones.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y haz que los frutos de la Benevolencia sobrenatural maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde amor en nuestros corazones.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y haz que los frutos de la Paciencia serena y generosa maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde amor en nuestros corazones.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y haz que los frutos de la Paz celestial maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde amor en nuestros corazones.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y haz que los frutos de la Alegría santa y permanente maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde amor en nuestros corazones.

- Ven, oh Fuego del Paraíso, oh Aliento de la Divinidad, y deja que los frutos de la Caridad divina maduren en nosotros. – Ilumina nuestros sentidos, infunde amor en nuestros corazones.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de Tu Amor.
Envía tu Espíritu
y renovarás la faz de la Tierra.¹

Oración al Espíritu Santo de Gertrude D’Helfta

¡Oh Dios, envía tu Espíritu Santo!
Que él cree en mí un corazón nuevo,
un espíritu nuevo.
Que su unción me enseñe todas las cosas,
porque te elegí entre mil y te amo
por encima de todo otro amor.

Ven, sol de la mañana,
haz reverdecer y volver a florecer esta paja seca,
imagen de mi vacío, que tú plantaste.
Me acerco a ti,
fuego consumidor, mi Dios.
En el ardor encendido de tu Amor,
devórame a mí, pequeña mota de polvo.

Me acerco a ti,
oh mi dulce Luz;
Haz brillar sobre mí los rayos de tu rostro
y cíñeme de la espada de tu Espíritu.²