Oración del Justo Juez original en latín

Existen varias versiones de la oración del Justo Juez, por lo que cabe preguntarse si hay una versión original, y si la hay, cuál es. Según el profesor Arthur Askins, es generalmente aceptado entre los académicos que la oración del Justo Juez fue originalmente compuesta en versos latinos por Berengario de Tours (año 1088) 1. Berengario de Tours fue un teólogo francés y archidiácono de Angers del siglo XI. Es recordado por negar la presencia real de Jesús en la eucaristía en un tiempo en el que todavía no se había definido el dogma de la transustanciación. La controversia que el protagonizó ayudó a definir ese dogma 2. La oración del Justo Juez se puede interpretar cómo una petición de protección por parte de su autor en sus batallas doctrinales, batallas que terminaría perdiendo, ya que sus ideas fueron rechazadas y condenadas por la jerarquía católica. Sin embargo, existen documentos que atestiguan que al final de su vida decidió cambiar su opinión y aceptar el dogma oficial de la Iglesia.

Estos son los primeros versos de la oración del Juste Judex, o Justo Juez en latín:

Iuste iudex, Iesu Christe,
regum rex et Domine,
Qui cum patre regnas semper
et cum sancto flamine,
Nunc digneris preces meas
dignanter suscipere. 3

Que podría traducirse al español como:

Justo Juez, Jesucristo,
gran Rey de reyes y Señor,
que con el Padre reinas siempre
y con el Espíritu Santo,
Dígnate ahora escuchar mis oraciones.

La siguiente es el principio de una adaptación en castellano antiguo, no es una traducción literal:

Justo Iuez Iesu Christo, Rey de los reyes e Señor que con el Padre reynas sienpre e con el Espíritu Santo consolador, ten por bien de oyr agora las plegarias del mi coraçón. Tú, en el vientre de la Virgen de los cielos descendiendo, tomaste verdadera carne visitando este siglo, por la tu propia sangre después el mundo redemido. Pídote yo, Señor, por aquella gloriosa passyón tuya me defiendas siempre de todo peligro et tribulación por que perseuere sienpre en el tu seruicio con limpio coragón… 4

La siguiente es mi «traducción» del texto completo en lenguaje moderno:

Justo Juez Jesucristo, Rey de Reyes y Señor, que con el Padre reinas siempre y con el Espíritu Santo Consolador, ten a bien ahora oír las plegarias mi corazón. Tú, al descender en el vientre de la Virgen de los cielos, tomaste verdadera carne visitando este mundo, después de haberlo redimido con tu propia sangre. Te pido, Señor, por aquella gloriosa pasión tuya, me defiendas siempre de todo peligro y tribulación para que persevere siempre en tu servicio con limpio corazón. Tu poder esté siempre conmigo y tu protección, para que la malicia de mis enemigos no perturbe mi corazón ni mi cuerpo sea engañado por lazo dañoso y engañoso de traición. Con tu diestra fuerte, Señor, quebrantaste las puertas infernales; quebranta mis enemigos y sus asechanzas y maldades, con las cuales quieren someter mis buenas obras y bondades. Óyeme, Jesucristo, a mí, que llamo, en pecados cautivo; pues te pido piedad, envíame consolación y abrigo para que no se levanten mis enemigos en denuesto mío. Sean destruidos y enflaquezcan los que quieren mi perdición. El lazo de la envidia sea a ellos en caída. Jesús piadoso, Jesús bueno, no me desampares ni dejes que me pierda. Sé mi escudo guardador y defensor para que resista a mis maldecidores. Gobierna tú, para que al ser ellos vencidos, me goce luengamente en tu loor. Envía de tus altas sillas el Espíritu Santo Consolador, el cual alumbre mi consejo en su resplandor para que espantes de mí a los que me aborrecen y su odio y error. Y la señal de tu Santa Cruz fortalezca mis sentidos, Señor, y con el perdón de vencimiento me haga vencedor, para que vencido el enemigo fallezcan sus fuerzas con dolor. Ten piedad de mí, Jesucristo, muy piadoso Salvador; ten piedad de mí, que te ruego, Señor de los ángeles, tú que das el perdón, acuérdate siempre de mí. Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, que siempre un solo Dios y Señor eres llamado, a ti sea el poder eternamente y para siempre seas honrado. Amén.

La versión del Justo Juez en idioma vernáculo se enfrentó a la censura eclesiástica de la Inquisición. La prohibición inicial de 1559 afectaba al texto solamente «enquanto dize, despues del mundo redimido». El pasaje infractor se encuentra al principio del texto y dice:

Tú, en el vientre de la Virgen de los cielos descendiendo, tomaste verdadera carne
visitando este siglo, por la tu propia sangre después el mundo redemido.

Este pasaje parece sugerir que la salvación de la humanidad se efectuó antes de la pasión de Jesucristo, posiblemente antes de su encarnación. Esto se puede interpretar como un error involuntario o como una herejía.

Desde el principio la oración del Justo Juez se ha considerado supersticiosa, pero eso no impidió que fuera popular. Las versiones modernas pueden considerarse aún más supersticiosas, ya que hay menos elementos de petición y más de conjuro.

Aunque las versiones antiguas de la oración del Justo Juez difieren mucho de las versiones modernas, hay un tema constante: el de ser protegido y vindicado ante enemigos que quieren hacer daño.

Oración del Justo Juez en húngaro

Manuscrito de la oración del Justo Juez en húngaro 5