La Medalla de María Rosa Mística
La aparición del 19 de mayo de 1970 tuvo un significado particular. María Santísima apareció, como siempre, envuelta en su manto blanco, el Pecho adornado con tres rosas (blanca, roja y amarillo-oro). En su brazo derecho un gran rosario que terminaba con una medalla en vez de la cruz. Luego, extendiendo ambos brazos, la Santísima Virgen mostró una medalla redonda y dorada en las dos palmas de las manos. En la de la mano derecha, Pierina vio la figura de María de pie, en la parte superior de la escalinata con las manos entrelazadas y la cabeza, como siempre, inclinada hacia su izquierda, rodeada de rosas. Muchas rosas estaban también a sus pies, desparramadas por la escalinata. En el borde derecho de la medalla estaba escrito: «Rosa«; en el izquierdo «Mística«. Luego, en el reverso de una de las medallas, Pierina observó claramente una hermosa iglesia abovedada con tres grandes puertas. Arriba estaba la inscripción:
«María Madre de la Iglesia«.
En ese momento, la Madre celestial comenzó a hablar y dijo:
«Deseo que se acuñe una medalla como esta y con las dos inscripciones. El Señor me envió a este lugar elegido por él para traer el regalo de su amor, el regalo de la fuente de las gracias y el de la medalla de mi amor maternal. Hoy estoy aquí para dar a conocer esta medalla, un regalo de amor universal y que los niños llevarán en sus pechos dondequiera que vayan. Les prometo a mis hijos mi protección y mi gracia materna. Este es el tiempo en el que se trata de aniquilar en la medida de lo posible la veneración que se me debe. La medalla de mi amor maternal asegurará que mis hijos siempre me tengan con ellos. Soy la Madre del Señor, la Madre de la humanidad. ¡Será el triunfo del amor universal! La bendición del Señor, junto con mi amor, siempre acompañará a todos los niños que recurrirán a mí».
Gracias obtenidas por medio de la medalla de María Rosa Mística
De la correspondencia recopilada por el «Opus Rosa Mistica».
— Un padre de familia que llevaba la medalla de la Rosa Mística colgada al cuello fue inesperadamente atacado por terroristas y arrojado al suelo. Lo empujaron a un taxi y llegando a un lugar lejos de la ciudad, decidieron matarlo con una serie de disparos.
Cuando pensaron que estaba muerto, se fueron. El padre de familia temblando cogió un taxi que lo llevó a su casa. Le pidió a su esposa que lo ayudara a quitarse la ropa. ¡Milagro! Las balas del arma de fuego se habían quedado en la ropa, su cuerpo estaba ileso, no tenía ninguna herida. Esto se debió a que llevaba la medalla de la Rosa Mística. (13-1-1) 88, Hermana Belén, Medellín, Colombia,).
— Tengo un hermano que no creía en nada. Pero el día en que Celina me dio algunas medallas de la Rosa Mística, le pregunté a mi hermano si quería una para tener la protección de la Virgen Rosa Mística.
Él tomó la medalla. Tres días después se fue con un primo. Fueron asaltados y encañonados. Mi primo fue alcanzado por cuatro disparos de arma de fuego, mientras que mi hermano sentía que las balas le pasaban al lado. Permaneció milagrosamente ileso.
(8-2-1988, Maria Barcona, Roldanillo, Colombia).
— Mi esposo tuvo un ataque al corazón; Lo visité en la unidad de cuidados intensivos donde fue hospitalizado y le di la bendición con la Medalla de la Rosa Mística. El viernes siguiente, fiesta del Sagrado Corazón, abrió los ojos … Ahora mi esposo está curado, nos ve y camina. (13-5-198), Frau Schuiz, Viersen, Alemania)
— Durante veinte días no pude tragar una gota de agua sin tomar xilocaína. Hace tres años y medio me habían sometido a una operación de cáncer. Me trataron con cuarenta irradiaciones y doce ciclos de quimioterapia. Estaba perdida. Un día, a la mitad del tratamiento, me fui a casa. Un vecina notó que me sentía muy enferma. Me dio una Medalla de la Rosa Mística y durante ocho días recé para recuperar la salud. Le pregunté por el nombre de la Señora, pero ella no lo sabía porque le habían regalado la medalla a su marido. Solo sabía que era milagrosa.
Un día mi esposo cocinaba mondongo para algunas personas y una sopa picante de carne y verduras. Me dio un bocado para probar si podía comerlo y nos sorprendió mucho porque no solo podía comerlo, sino también digerirlo y luego pedí más. Esto sin tomar xilocaína. Poco a poco me sentí mejor y ahora estoy completamente curada.
Esta gracia se debe a Nuestra Señora, a María Rosa Mística a quien agradezco sinceramente. (21-11-198), Consuela Murillo, Argentina).