Oración de la Santa Cruz

Dios te salve, Santa Cruz, donde Cristo fue crucificado
y donde hago penitencia por mi vida de pecados,
santiguándome con la señal de la cruz (hacer la señal de la cruz).

Santa y Sagrada Cruz donde Cristo fue crucificado,
ampárame y sálvame de los pecados mortales,
de los dientes de las bestias, de las flechas de los indios,
de los naufragios y las fiebres,
del poder del demonio, del infierno,
de las llamas del purgatorio
y del poder de mis enemigos materiales y espirituales.

Líbrame, Santa Cruz, de las guerras y de la muerte violenta,
de las pestes, de los dolores y de las humillaciones,
de los accidentes y de los suplicios,
de los sufrimientos físicos y espirituales,
de todas las enfermedades y de las aflicciones y tormentos,
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
(hacer de nuevo la señal de la cruz).

Guárdame, Santa Cruz,
en la hostia santa y consagrada,
en el cáliz bendito,
en el manto de la Virgen y en el sudario de Cristo,
para que ningún rayo o veneno me alcancen,
que ningún instrumento o animal me lastimen,
que ningún ojo me afecte o me haga mal,
que ningún hierro o acero, o bala me corte las carnes.

Santa Cruz, donde Cristo fue crucificado
y donde escurrió su santa sangre,
por la última lágrima de su cuerpo,
por el último suspiro de su cuerpo,
que todos mis pecados y delitos
sean perdonados y que ningún brazo me restrinja,
ni lazo me prenda, ni hierro me detenga.

Toda llaga en mi cuerpo
será sanada por el poder de la sangre de Cristo,
escurrida en ti, Santa Cruz.
Todo el mal que se acerque a mí será crucificado en ti,
como Cristo lo fue.
Toda maldad contra mí será enterrada a tus pies.

Encántame, Santa Cruz,
por el poder de Jesucristo,
para que yo sea protegido
contra todo poder
y la fuerza de la justicia esté de mi lado.
Para que yo esté a salvo de la muerte y la desgracia,
para que las prisiones no me atrapen
y para que la suerte sea mi compañera.

Contigo, en Cristo y en la Gloria del Padre
yo caminaré y me salvaré,
seré buscado, pero no seré hallado,
seré cazado, pero no seré herido,
seré blanco, pero no seré caza.
Cuando me busquen en la tierra,
yo estaré en el aire.
Cuando me quieran en el aire,
me esconderé en el agua.
Cuando me busquen en el agua,
me estaré calentando al fuego santo de la Santa Cruz,
en la Gloria de Dios Padre Todopoderoso,
del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.