Oraciones a la Piedra Imán

Oración a la Bendita Piedra Imán

Oh, Bendita Piedra Imán, Magnífica Piedra divina, yo te alabo y te venero; tú tan antigua como el mundo eres y con la Samaritana estuvistes y buen encanto y hermosura distes. ¡Oh, Piedra Imán! Tú que eres sostén, mundo, tierra, yo te pido en nombre de Dios que me des la gracia y la fuerza para triunfar en la vida, yo quiero tener el poder de dominio para confundir a todos mis enemigos y a la persona que me mortifique.

¡Oh, Piedra Imán! Yo te pido encontrar buen trabajo y poseer tu secreto y tu fuerza para adelantar en mis negocios y ganar en el juego, yo deseo la prosperidad y que buena estrella me ilumine en mi próximo viaje. Yo quiero que cese el enojo de la persona a quien yo aprecio.

¡Piedra Imán! Cambia mi triste situación y espanta la sombra que me persigue, resguárdame de los celos y líbrame de las malas lenguas viperinas, atiende a mis súplicas y concédeme lo que te pido si es que de ti lo merezco.

Rezar un padrenuestro y un avemaría.

Plegaria

Misteriosa Piedra Imán
da tu poder de fuego,
dame tu encanto divino
y préstame tu talismán
para ganar en el juego,
adelantar en mi negocio,
y alumbrar mi camino.
Te daré hilos de plata,
te daré granos de oro,
para que cubras mis faltas
y que aumente mi tesoro.
Te daré polvos de cobre
para que todo sobre
y allanes mi sendero.
Te daré cuentas de azabache
y de ámbar otra cuentecita.
Te daré un granito de coral
para que nadie me haga mal,
misteriosa Piedra Imán.1


Oración a la Piedra Imán

¡Oh muy alto Rey, mi Dios, que a las tinieblas dais luz! ¡Anímame por la caída que diste cuando llevaste la cruz a cuestas; por tu corona excelente, tenga yo tal devoción que llore las angustias de tu pasión! ¡Oh mi Dios y Señor! ¡Esta alma que diste, no permitáis que muera triste, pues la redimiste con tu preciosísima sangre! ¡Oh Virgen MARÍA!, mi espejo y mi luz, viuda y sola os hallasteis al pie de la cruz, llamaste con gran soledad; ruégote, Virgen y madre de Dios consagrada, que si hoy en este día y en esta hora hubiese recaído sobre mí alguna sentencia, en los cielos y en la tierra, que por Dios, Virgen Santísima y el Espíritu Santo sea perdonado. Jesús dulcísimo, triste en el huerto, de hierro cubierto, la noche fría, la agonía puesta en la tierra, ¡misericordia, Señor!; líbrame de quien me habla y mal me quiere, de un mal vecino, de una mala lengua, y de hechicerías. Piedra Imán: así como cargas la Cruz de nuestro divino Señor. Mis pecados sean perdonados. SANTO CRISTO SALOMÉ, el de BURGOS, el de ROMA, ampárame mi alma, mi cuerpo y mi persona, Amén Jesús.

Un Padrenuestro y Avemaría a Jesús NAZARENO.2


Piedra imán, mineral y encantada, que otorgas suerte y buena fortuna. Eres siempre un guardián en mi compañía. Te pido oro para mi tesoro, plata para mi hogar y cobre para los pobres, y así como has sido una luminaria para la Santísima Virgen, así quiero que seas para mi humilde hogar. Guardián de mi hogar y de mi cuerpo. Sé la estrella de fortuna y prosperidad que guíe e ilumine mi camino. Préstame tus poderes, préstame tu suerte. Ashé.3