Oración para esperar el bien

La siguiente sería una buena oración básica, o tratamiento por oración para emplearla en la edificación de la expectativa del bien. Podría recordarse todas las mañanas antes de comenzar los deberes del día ; si el tiempo apremia, podría usarse uno solo de cualquiera de los párrafos.

Este día me muevo en un brillante mundo nuevo, que es el reflejo de mis más íntimos pensamientos y creencias. La conciencia es la única realidad; las experiencias son sólo la sombra que lanza esta realidad sobre el telón de mi mente.

En este día, consciente y deliberadamente, me alineo con la Conciencia Suprema, que siempre se mueve para la acción justa; por lo tanto, mis asuntos de este día participan de ese principio, que todo lo abarca, de acción justa. Estoy rodeado de un círculo de protección; el Conocedor que está en mí me guía en todas las decisiones; la ley atrae hacia mí a aquellas personas, lugares y cosas que tienden a mi más completo beneficio, y yo a mi vez seré una bendición para todos con quienes me comunique en este día. Rechazo cualquier creencia o temor de alguna acción errónea.

Mi cuerpo es un templo en el que habita Dios; todos sus métodos y actividades son los de la acción justa. Doy la bienvenida a cada una de esas actividades y me arrojo a ellas abiertamente. Nada destructivo puede entrar o funcionar en mi cuerpo este día, pues deliberadamente estoy eligiendo los moldes de pensamiento más constructivos.

No deseo daño ni pena para nadie en este día; todas las personas me quieren bien. Mi negocio está boyante y rodeado de acciones justas. El Conocedor que hay en mí me da ideas frescas, vitales; me encuentro con gente amable, hago buenas relaciones, logro buenas ventas porque a la gente le gusta tratar negocios conmigo.

Mi espíritu canta en este día, porque estoy lleno de la conciencia de la vida, una vida que es más que física. Estoy de acuerdo hoy con todas las personas felices, saludables y prósperas. Sus pensamientos siguen caminos invisibles hacia mí y los míos hacia ellas. Yo extraigo fuerza de ellos y ellos de mí. Deliberadamente desconecto mis caminos mentales de aquellos que son mórbidos o desagradables, pues yo solo vivo para la verdad, la bondad y la belleza.

Nada negativo puede encontrar hoy en mí lugar donde posarse. Ninguna duda o temor pueden prenderse a mí. No pueden sucederme accidentes o errores porque camino por un sendero de acción justa, tanto si pienso en ello como si no pienso. Me entrego yo mismo y todos mis asuntos en este día al perfecto funcionamiento de esta ley perfecta, que convierte estos pensamientos en objetos.

Estas palabras que digo no las expreso por mí mismo. Es la palabra del gran Dios dentro de mí expresándose Él mismo dentro de mi experiencia. Esta palabra es todopoderosa para cumplirse a sí misma en mi vida y mis asuntos en este día. Es la más poderosa Palabra del universo. La entrego a la ley creativa de la mente, plenamente confiando en que aun ahora se está cumpliendo.

Tomada del libro «Poder Oculto Para Problemas Humanos» de Frederick Bailes.

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