Oración del Arte de Santiago

Estatuilla de Santiago a caballoLa siguiente oración parece estar mal redactada, o mal transcrita, pero es interesante, porque parece ser algo antigua. Es una oración de protección para «salir de cualquier aprieto». La oración la saqué de una vieja publicación nicaragüense, pero el autor del texto bien podría ser un español católico romano, o quizás es un súbdito del imperio en tiempos de la colonia española. El autor nos asegura que su fe, además de impulsarle a creer en los dogmas de la religión, también le inspira a creer en «el arte de Santiago». Y «el arte de Santiago» parece ser una técnica, una oración o un conjunto de oraciones que sirve para protegerse de enemigos y burlar la justicia. «Este arte se compone de nueve oraciones principales». ¿Cuáles son esas oraciones? Parece incluir al menos tres padrenuestros, tres avemarías y la presente oración. Las demás oraciones no se especifican, pero se deduce que puede ir incluida una oración al apóstol Santiago. Existe una oración a Santiago de Galicia que también se encuentra en publicaciones nicaragüenses.

Santiago es el santo patrón de España, pero hubo un tiempo en que el territorio de Nicaragua formaba parte del imperio español, y Santiago era el patrón de «las Españas», como también se menciona en otra oración recogida en Nicaragua (Oración de los Siete Evangelios).

Esta oración tiene una similitud con la del Justo Juez, por lo que pudo haber sido inspirado por ésta. La parte que habla del jinete en los campos y plazas delata un carácter arcaico y rural. La oración incluso asegura que el «arte de Santiago» nos permitirá escapar de las cárceles.

En esta oración se invoca a Jesús como Justo Juez, pero también se pide directamente la ayuda de la Virgen del Socorro y la Virgen del Carmen, ambas a la vez, como si fuesen dos entidades distintas, cuando la ortodoxia católica enseña que son dos advocaciones que se refieren a la misma Madre de Dios.

Se menciona a Santiago, pero no se lo invoca directamente. También junto con Santiago se menciona a un duende que iría en las ancas de la bestia en la que monta el jinete que hace la oración. En la bestia también iría una imagen de Santiago. Los duendes no se encuentran en la cosmovisión de la ortodoxia católica, por lo que esta oración no está muy conforme con el dogma católico. O peor aún, hay quienes interpretan que el duende puede ser una referencia al demonio. Además la oración puede ser acusada de ser supersticiosa, por la manera en que se pretende manipular la realidad con una técnica de recitar ciertas oraciones en cierto orden. Esto es pensamiento mágico. Lo que la Iglesia nos enseña es orar presentando humildemente nuestras peticiones a Dios como ante un Padre bueno, esperando que él cumpla con nuestras peticiones si es su voluntad. En la oración no deberíamos pensar que vamos a forzar a Dios o a los seres celestiales a hacer nada, o que hay energías espirituales impersonales que podemos manejar a nuestra antojo y conveniencia.

Oración del Arte de Santiago 1

Jesús creó en un Todopoderoso, Católico y Romano, hoy la misma fe me hace creer en el Arte de Santiago de Galicia, de cosas maravillosas. El que a mí me quiera de hoy se lo decreto me ha de rezar 3 Padrenuestros y 3 Avemarías, para sacarlo de cualquier aprieto. De buen jinete en los campos y en las plazas, con mucho esmero debo sacarle una suerte arrimado a un bramadero. Si la bestia se me ofrece debo llevar el sombrero en las manos, y Santiago en los arrices y el duende en las sentaderas.

Este arte se compone de nueve oraciones principales, para salirse de las cárceles y si grillos me mandasen a poner trato de menear los pies, y desaparecerlos; Jesucristo Justo Juez de los Reyes, señor de los señores, si mis enemigos viniesen a pelear conmigo les debo dejar tullidos y acalambrados que San Ildefonso en su enfermedad. Si a traición me quieren pegar, tengo el Arte de Santiago que me debe librar.

Justo Juez, Jesucristo divino Juez, líbrame de todo mal, y mi señora del Socorro y mi señora del Carmen, no permitáis que mi cuerpo sea herido, ni mi sangre derramada. Si alguno de mis enemigos viniese a pelear conmigo, los debo dejar que no han de poderse menear. Las armas de mis enemigos sean largas y pesadas y las mías cortas y ligeras para mi defen-

Amén.