Oración a la Virgen de Guadalupe
Inmaculada Virgen de Guadalupe, Madre de Jesús y Madre nuestra, vencedora del pecado y enemiga del Demonio, te manifestaste en el cerro Tepeyac en México al humilde y generoso campesino Juan Diego. En su manto imprimiste tu dulce imagen como un signo de tu presencia entre la gente y como garantía de que escucharías sus oraciones y suavizarías sus sufrimientos. María, Madre amabilísima, hoy ofrecemos a ti y consagramos para siempre a tu Corazón Inmaculado todo lo que nos queda de esta vida, nuestro cuerpo con sus miserias, nuestra alma con sus debilidades, nuestro corazón con sus afanes y deseos, con las oraciones, los sufrimientos y la agonía. Oh Madre dulcísima, recuerda siempre a tus hijos. Si nosotros, vencidos por la turbación y la angustia, alguna vez nos olvidamos de ti, entonces, Madre piadosa, por el amor que tienes a Jesús, te pedimos que nos protejas como a tus hijos y que no nos abandones hasta que hayamos llegado a puerto seguro, para regocijarnos contigo y con todos los santos en la visión beatífica del Padre. Amén.
Salve Regina.
Señora de Guadalupe, ruega por nosotros.
Fuente: Beata Maria Vergine di Guadalupe