Poderosísima Oración del Santo Leño de Nuestro Señor Jesucristo

(Oración de protección y sanación)

Dios te salve
cruz de Nuestro Señor Jesucristo,
con la cruz me santiguo,
¡oh! santo precioso Leño
en que Nuestro Señor Jesucristo
fue crucificado para ampararme,
y salvarme del pecado mortal,
del poder del demonio en el infierno,
y de las cruentas llamas del purgatorio,
y del poder de mis enemigos
carnales y espirituales.

Yo me santiguo con la santa cruz de Jesucristo,
en el nombre de Dios Padre, Dios Hijo,
de Dios Espíritu Santo,
y de María Virgen pura,
con su divino manto.

Dios Santo,
Dios inmortal, que yo me vuelva invisible
delante de mis enemigos para que
no tengan poder de lastimarme.

Pies tengan y no me persigan,
manos tengan y no me hieran,
ojos tengan y no me vean.

Seré salvo de su furor;
de ellos no tendré miedo ni pavor,
andando de día o de noche,
seré salvo de toda persecución,
seré salvo con el poder de Dios Padre,
Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo,
del cruel contagio pestífero de la terrible mortandad,
y del cruel flagelo de la guerra;
seré salvo de todos los dolores mortificantes
y los oprobios en mi cuerpo,
seré salvo y curado con el poder
de nuestro Señor Jesucristo,
de dolor de diente, dolor reumático,
dolor de gota, dolor de vientre,
dolor de cabeza, dolor en el corazón,
cualquier tipo de dolor en el cuerpo.

Seré salvo con el poder de Dios Padre,
Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo,
la santa cruz de Jesucristo,
y la hostia consagrada,
y el cáliz bendito,
amparado y guardado seré yo
entre la cruz de Nuestro Señor Jesucristo
y el manto sagrado de la Virgen Nuestra Señora,
seré salvo de rayo mortal,
del veneno ponzoñoso,
del perro bravo,
de la mortífera serpiente,
del intento y traición mortal de mis enemigos carnales,
seré salvo del tiro mortal,
del cuchillo y del puñal.

Con la cruz de Nuestro Señor Jesucristo,
el sagrado Leño,
donde fue cruelmente llagado y muerto,
nuestro buen Jesús,
confiando en su infinito amor,
todos mis pecados y delitos serán perdonados.

De toda llaga maligna y cruel en mi cuerpo,
por Jesús seré curado.
Todo mal que me viniere,
será alejado de mí,
así como se alejaron los enemigos de Cristo,
¡Seas conmigo, cruz de Cristo!

Vuélveme invisible a los ojos de mis enemigos,
andando de día, al mediodía,
de noche seré salvo con el poder de Dios Padre,
con el poder de Dios Hijo, y con el poder de Dios Espíritu Santo.

Dios por mí y nadie contra mí,
yo seré salvo del poder y fuerza de la justicia,
seré salvo de la muerte de desgracia de cualquier tipo,
seré salvo de las prisiones,
peligros, y aflicciones de todo tipo ,
Dios por mí, nadie contra mí,
porque seré atado,
guardado e invisibilizado en el sagrado manto de la Virgen María,
y de Jesucristo por el poder de la hostia consagrada,
y el cáliz bendito en la hora de la sagrada misa.

Dios por mí, nadie contra mí.

Salvo soy, salvo seré, salvo andaré.

Digo, con el poder de Dios Padre,
de Dios Hijo,
de Dios Espíritu Santo,
y la reina de los cielos,
que seré salvo de todo tipo de desgracias y miserias,
y alcanzaré el perdón de mis pecados,
y la salvación de mi alma.

¡Que así sea!

Amén.